Don Nelson Pérez B. vecino residente permanente (del grupo de foráneos,
iluminados de poca capacidad de comprensión –según calificación de las
autoridades) y además Presidente de la Junta de Adelanto Algarrobo
Central, ha publicado un artículo sobre la suciedad y decadencia que observa en
Algarrobo, en especial en el centro central en donde él vive. Sus afirmaciones
son fuertes, muy críticas, pero verdades que algunos algarrobinos intentan
siempre acallar con la descalificación. Felicito a don Nelson pues comparto su
visión y admiro su valentía y tesón en batallar contra una muralla que parece
impenetrable, igual al caso del ingeniero Santiago Pérez. Me ha tocado en estos
días recibir amigos y familiares del sur de Chile, de la zona de los lagos, y
en verdad, me ha dado vergüenza lo que han visto. La suciedad es fruto de la
baja educación del nivel de los visitantes que se han ido tomando gradualmente
nuestra Comuna atraídos por su cercanía de la Región Metropolitana y VI Región,
que ofrece su belleza, clima, playas y mar sin restricciones y gratis.
Hay un hecho muy especial que algún sociólogo lo podrá explicar. Las
personas de baja educación y de conducta grupal que no respeta ni da importancia
alguna al orden, el aseo, el cuidado de las áreas verdes, de las bancas
públicas, de las veredas y jardineras, murallas blancas, juegos infantiles,
etc. evitan concurrir para su recreación, descanso y/o vacacional ciudades o
sectores en donde ello es prioritario. No se sienten a gusto en estos
ambientes, se sienten incómodos, extraños, incluso les molesta, procediendo
algunos a rayar las murallas blancas, pisar las áreas verdes, destruir o volcar
los basureros públicos, dejar botados latas y envases de vidrio de bebidas y
licor, etc. Días atrás, en un reportaje de la Televisión nacional mostraron
un balneario del nuestro litoral en que al entrevistar a los veraneantes del
porqué habían elegido ese lugar, muchos decían que era porque se sentían igual
a como ellos vivían, se sentían a gusto en su ambiente, podían llevar sus
radios escuchar su música. Está muy bien. Cada comuna elige lo que quiere
ser y ofrecer al nivel de turista que espera y busca atender y sus autoridades
se preocupan de que así sea.
Lo anterior lo he querido expresar debido a que este domingo recién pasado,
decidí cambiar de lugar y llevar a mis invitados al sector de borde costero de
Algarrobo Norte. El día estaba esplendido, el mar de un color turquesa que nada
tenía que envidiarle a las hermosas playas del Caribe. Recorrimos el borde
costero desde Bahía Rosas hasta el Restaurant A Toda Costa. Todo limpio,
jardineras protegidas, bancas limpias, ni un papel en el suelo. Todo en los en
los basureros dispuesto para ellos. El personal de los Kioscos muy amables, el
camino recién nivelado con tierra de color ladrillo. Pasó una camioneta
municipal inspeccionando que todo estuviese bien, siendo día domingo.
Felicitaciones. Nos quedamos allí. Era estar en otro mundo, como fue la conclusión
de los concejales que viajaron 12 mil kilómetros para ir a Europa. Finalmente
almorzamos en el citado restaurante. Estaba completo. Debimos esperar mesa. La
comida y la atención excelente. Un trío de jóvenes barítonos nos deleitaron con
canciones maravillosas. Un mago nos asombró con juegos de rapidez mano y
naipes. En fin, estábamos en el Algarrobo en donde no todo es orden, limpieza y
tiene un especial cuidado por la naturaleza y un maravilloso borde costero.
¿Por qué? Porque ello ha sido idea de vecinos algarrobinos foráneos que se han
organizado bajo una corporación y sus ideas “locas” es lo que muchos queremos
para todo Algarrobo, aunque nos descalifiquen como iluminados e ineptos para
comprender. Ese domingo, vi la diferencia que antes explicaba: el turista de
baja educación evita los lugares aseados, ordenados, en que no puede hacer
picnic, beber y botar basura, pañales, etc.: en un ambiente diferente se
sienten mal, le incomoda. Por otra parte, el restaurante con muy buenos
instalaciones, muy bien mantenido y un tipo de comida internacional de calidad,
se llena con turistas que gastan mucho más por persona que en los otros
locales tradicionales del centro.
En el caso de la larga franja que ocupa el condominio San Alfonso, no
existe el tan anunciado borde costero, ejemplo de la falta de visión turística
de las autoridades al no exigirlo a la inmobiliaria. O también, está el caso de
otra inmobiliaria que intentó construir en el borde costero al norte del
restaurant A Toda Costa, lo que fue paralizado por acciones de los vecinos ante
la nula acción de la autoridad. Pero no se pudo evitar que se cerrasen las
calles y bajadas al mar desde Mirasol, salvo una.
Algarrobo necesita definir una estrategia para atraer a los turistas de
mejor educación y nivel. Quizás menos gente, pero más ingresos para la
población algarrobina que vive del turismo.
Gracias Algarrobo Norte, aún nos regalas tu belleza, tu aire puro, tu
majestuoso mar, tus playas de arena blanca, tu tranquilidad y acogida. No
necesito ir a Europa.
Patricio Gómez Bahamonde