Si bien desde los años 80, existen
registros esporádicos de ejemplares de Ballenas francas australes (Eubalaena
australis), que han sido observados a lo largo de la costa de la provincia
de San Antonio y áreas aledañas, y específicamente en algunas bahías como:
Tunquen, Algarrobo, El Quisco, Punta de Tralca, playa Las Cruces, Bahía de
Cartagena, Pelancura, bahía Puerto de San Antonio, costa de Santo Domingo y
Rapel y Matanzas y Pichilemu y Quintay, siendo la mayor parte de estos
registros estudiados por el Museo de San Antonio y acumulados en un banco de
datos de registros de esta escasa especie, que han servido para la publicación
de recientes estudios sobre la presencia de esta especie en la costa chilena y
estimar en base a la totalidad de los registros la probable población que aun
existe en el pacifico Suroriental.
Registros
recientes de ballenas francas con crías en la zona del litoral central
Desde hace dos semanas que entre
Pichilemu por el sur y la playa sur de Santo Domingo, que se vienen observando
dos registros diferentes de ballenas francas con crías en dos puntos
relativamente cercanos de la zona central y ambos increíblemente con sus
respectivos bebes.
Registro de
Ballena con cría albina en Pichilemu
El primer registro fue detectado en
Pichilemu por algunos surfistas que lograron acercarse a ellas y filmarlas bajo
el agua, registró que salio recientemente en televisión, esto ocurrió entre el
26 y 28 de julio de 2013. En esta oportunidad se trato de una hembra con una
cría albina. Según Antonio Palma (en comunicación personal) esta hembra con la
cría blanca fue observada aparentemente en la zona norte de la region de
Valparaíso a mediados de julio.
Segundo registro
de un segundo ejemplar con cría en Santo Domingo
Entre el sábado 3 de agosto y hasta
el viernes 9 de agosto, una hembra con una cría de color normal, es decir,
negra, aunque mas lejos de la costa permaneció, todos esos dias entre la playa
sur de santo Domingo, entre el Condominio Santa Maria del Mar y la
desembocadura del estero Tricao. Este ejemplar fue monitoreado en forma
permanente por personal del Museo de San Antonio y el pescador deportivo sr.
Juan Esteban Nazar, que colaboro diariamente con las observaciones.
Segundo registro
de la ballena con la cría albina en Pelancura, San Antonio.
El domingo 11 de agosto de 2013, el buco
cartagenino Patricio Bornes, durante actividades de marisqueo, logra detectar
la presencia de los dos ejemplares, es decir, de la madre y la cría albina en
una pequeña pero abrigada y segura bahía de Pelancura, inmediatamente al sur de
la Punta La Yegua,
San Antonio y da aviso a la prensa y el periodista Juan Olivares da cuenta al
Museo de san Antonio.
Allí fue posible establecer la
veracidad de la presencia de los ejemplares y que la cría era albina, por lo
que se supone, que se trataría del mismo ejemplar avistado anteriormente en
Pichilemu.
No son muy comunes los registros de
crías albinas, sin embargo, este es el segundo registrado en la costa de Chile
central, pues a fines de 1991, las observaciones del Museo, permitieron
observar un probable nacimiento en la bahía de Playa Chica de Cartagena, y
donde la cría también era blanca.
Estudios por
parte del Museo.
Entre el lunes 12 y martes 13 de
agosto, el Museo, ha estado filmando y tomando fotos de los ejemplares y
realizando estudios en base a observaciones del comportamiento de los
ejemplares, principalmente porque se trata de una especie de ballena en Peligro
de Extinción y de la cual, se estima que no quedan mas de 100 o menos
ejemplares en toda la costa del Pacifico Suroriental y muchos menos ejemplares
adultos reproductivos, pues esta especie de cetáceo, jamás se ha logrado
recuperar después de las grandes cacerías de ballenas realizadas en la costa de
Chile entre fines de 1800 y hasta la cazas de cetáceos practicadas en Chile
hasta 1983, aunque, se supone que esta especie fue dejada de ser perseguida y
asesinada en Chile en la década del 60`.
Algunas
características de la especie
Se trata de una ballena de una
longitud de hasta 18 a
20 metros
de largo, con un peso no superior a 60 toneladas, de color negro y vientre
blanquecino, con una gran cabeza con bonetes blancos característicos de la
especie y que permiten diferenciar como con una huella digital a los
individuos. Posee unos pocos pelos en la boca y su enorme cabeza, sumado a su
cuerpo rechoncho y ausencia de aleta dorsal y su clásico resoplido en “V”,
permite identificarla fácilmente de otras grandes ballenas.
Se tarta de una especie de hábitos
neríticos o costeros, y por ello cuando el público la logra observar, creen que
se esta varando o que van a morir en la orilla entre otras muy comunes
creencias de la comunidad.
José Luis Brito
Montero
Profesor con
Mención en Medio Ambiente
Conservador del
Museo
Especialista en
Fauna Silvestre