Hace un par de días tuve el
agrado de asistir a una interesantísima charla dada por la Ing. Bianca
Rodríguez, miembro de la Corporación Cultural de Algarrobo, acerca de la
ecología, sus principios y áreas de interés y cómo esta perspectiva se
hace indispensable para enfrentar el desarrollo de la vida, en particular en
nuestro Algarrobo. Se hizo hincapié en la necesidad impostergable de traer la
cátedra – donde se desarrolla objetivamente la validez de los conceptos –
a la acción ciudadana, en la vida corriente.
Después de
terminada la exposición y los muy merecidos aplausos, se generó un interesante
debate sustentado principalmente en los diversos conceptos enunciados durante
la jornada. A medida que se desarrollaban distintos planteamientos presentados
por varios vecinos participantes fui conociendo diversas situaciones que
ignoraba o no había dimensionado en su profundidad y que me llevaron a la
triste imagen de que nuestro querido balneario va, paulatinamente,
convirtiéndose en un irrecuperable “hoyo negro”…
Temas como
la desaparición de la pesca en nuestra bahía que ha hecho que los pescadores
locales dependan del arriendo de sus locales en la caleta, hecho generado por
la contaminación producida por el emisario de aguas servidas que es vaciado sin
tratamiento a pocos metros de la playa, sumado a la amenaza de agregar una
enorme caudal de alcantarillas proveniente de la próxima conexión de Algarrobo
Norte y Mirasol.
El profundo
y aparentemente irreversible daño producido por la unión de la Isla de los
Pingüinos al continente haciendo desaparecer su condición de isla con deterioro
y eliminación de su flora y fauna y originando corrientes que han trastornado
negativamente las playas y sistemas aledaños. Todo ello en base a una concesión
otorgada por poderes que no respetaron ninguna consideración - ni legal
ni de sentido común - de impacto ambiental.
La expansión
irracional del parque inmobiliario que no ha tenido en cuenta los escasos y
difíciles circuitos de tránsito existentes en la comuna y sin que las
condiciones a que fueron sometidos los proyectos para su aprobación hayan sido
posteriormente cumplidas. La expansión está llegando incluso a áreas definidas
como santuarios de la naturaleza, como estaría ocurriendo en Tunquén.
Estos
temas y varios otros se debatieron a nivel de asistentes, pero no parece haber
una instancia superior que analice, ordene y enfrente con el apoyo ciudadano
los caminos para revertir tan penosa tendencia. Ya que tanto nuestros
representantes comunales como provinciales parecen tener otras
preocupaciones o – como se coincidió en esa oportunidad – parecen estar
afectados ya sea por la ignorancia o por la acción de una mano negra o,
quizás por ambas, creo oportuno proponer a los lectores de AquiAlgarrobo,
que meditemos sobre estos temas y logremos algún camino a seguir para tratar de
torcer el triste destino que depara a nuestra comunidad.
j joaquín berríos r
ci. 3185118-1