El vecino de tantos años Eduardo Muñoz, hombre de mucho mundo y vinculado
al mundo de las relaciones públicas, ha resuelto dejar Algarrobo. Y, entre
otras, razones, dice: me aburrí de que el emisario que nos deja con los
desechos en el medio de la bahía con la consiguiente contaminación y término
del trabajo de la pesca artesanal, que las calles que no se arreglen, de
eternos problemas que creó San Alfonso del Mar y otros con la anuencia de
las autoridades edilicias, los problemas de Algarrobo Norte y para colmar el
vaso de agua, el injustificado y costoso viaje de los concejales a Europa sin
existir aún una cuenta pública.
Dice y lo comparto plenamente que Algarrobo perdió el encanto que
tenía de una ciudad costera con un aire de tranquilidad y de familia.
Agrega, llega tal población flotante con baja cultura, educación e
ingresos, que ha convertido a Algarrobo en un similar balneario como Cartagena
y alrededores. Yo agrego: y nuestras autoridades están felices, los puestos de
frituras y chucherías vende todo. Las playas son un picnic en que se come, se
toma a destajo, se mudan guaguas, hay pañales botados, garabatos por doquier,
se juega a la pelota y paletas sin respeto por los demás, en fin, Eduardo
ha tomado una sabia decisión y es una alerta que ningún algarrobino de corazón
debe dejar de pensar.
Juan Luis Silva R.