He quedado sorprendida
en una primera lectura rápida de lo que relata la vecina Miriam Núñez sobre el
incidente provocado por el alcalde en una sesión del Concejo Municipal de
Algarrobo (omito ahora, la palabra “Ilustre”). Pero, luego de volver a leerlo,
lo he encontrado indignante e impropio de quien es la máxima autoridad de la
comuna. Cuando se ufane que fue elegido por una aplastante mayoría, ahora
tendrá que entrar en la cuenta regresiva en que las mujeres nos hemos sentido
ofendidas por el trato dado a una vecina que seguramente por la miopía y
sordera que está sufriendo el alcalde, cree que por ser ella una mujer de
origen modesto y sin estudios superiores puede pasar a llevarla en su dignidad.
Lo menos que esperamos
es que pida disculpas públicas y también aclare su decisión de cortar la
grabación de lo que estaba por decir o ya había empezado a decir. Si es así,
debiese insertarse esa parte en el acta de la sesión con la expresa mención que
el propio alcalde ordenó cortar la grabación con lo que iba a seguir diciendo.
Hay una actitud de hipocresía cuando afirma a diario que él habla con la verdad
y actúa con transparencia, pero oculta lo que dice cuando no le conviene.
La vecina de Mirasol,
Miriam Núñez debe sentirse orgullosa por su valentía y coraje para defender en
forma pública a sus vecinos y vecinas, que como acontece en Algarrobo, viven en
el temor de perder beneficios, granjerías, invitaciones, bonos, becas,
subsidios y todo lo que reparte el municipio como lo fue en la época de los
grandes patrones de fundos. La diferencia está en que todo ello salía de los
bolsillos de los patrones y ahora, sale del fondo municipal llevándose los
aplausos y votos unos pocos que se repiten en los cargos, paseándose como
filántropos.
Isabel Rodríguez
D.