lunes, 12 de octubre de 2015

EL MUSEO DE SAN ANTONIO, 35 AÑOS DE HISTORIA

Museo Municipal de Ciencias Naturales y Arqueología de San Antonio cierra sus puertas en Barrancas, cambia de nombre a MUSA y se despide con un “hasta luego” en sus 35 años de Aniversario

Por Jose Barraza 

· Tras 23 años en las dependencias de Sanfuentes 2387, la institución ha comenzado un nuevo ciclo y prepara su arribo al cerro Cristo del Maipo en Llolleo.

· Conozca la historia de este reconocido centro de la biodiversidad y la arqueología sanantonina

· Un 10 de octubre de 1980 nace el Museo



El Museo Municipal de Ciencias Naturales y Arqueología de San Antonio cerró definitivamente las puertas de sus instalaciones ubicadas en calle Sanfuentes 2387. Pero este no es el fin de una era, sino el inicio de un nuevo ciclo, ya que comenzarán el proceso de traslado al nuevo edificio que se emplazará en el cerro Cristo del Maipo.

Gracias al museo, miles de estudiantes, familias y turistas pudieron conocer la biodiversidad y la historia de la provincia de San Antonio y sus alrededores, pero ¿habrán conocido la historia del propio museo?

Los inicios de esta reconocida institución se remontan a la década de los 80, época en que estaba como alcalde Jorge Domazos Pino y como jefa de la Casa de la Cultura, Sonia Carrasco. Ambos trabajaron en conjunto con las arqueólogas María Teresa Planella y Fernanda Falabella para fundar el museo. Cabe destacar que Planella y Falabella fueron de gran importancia en la provincia, pues juntas realizaron investigaciones en la zona para desarrollar su tesis de pregrado denominada “Curso inferior del Río Maipo: Evidencias Agroalfareras”, donde destacaron el valor del Complejo Cultural Llolleo, la Cultura Aconcagua y el Horizonte Cultural Bato.

El trabajo colaborativo entre el municipio y las especialistas culminó el 10 de octubre de 1980 con la creación del Museo Arqueológico Municipal, el que se emplazó en la antigua Casa de la Cultura, ubicada en avenida Barros Luco 2347. Su primer director fue el fallecido profesor Pedro Ramírez Fuentes, quien era un reconocido coleccionista de insectos y caracolas, ofreciendo sus muestras en préstamo para su exhibición. 
Lamentablemente, llegó el terremoto del 3 de marzo de 1985. La terrible tragedia que azotó a cientos de familias afectó también las viviendas y edificaciones, lo que obligó al museo a abandonar sus dependencias para alojarse en una sala del tercer piso del Liceo Comercial Pacífico Sur.

En 1986 tuvo un nuevo traslado y esta vez fue a parar a las salas del ex taller del Grupo Escolar, donde estuvo hasta 1991. “Estaba en el ala sur del segundo piso, en el patio trasero. Era apenas una sala con mesas de colegio y algunas cosas encima. Casi nadie lo visitaba”, rememoró José Luis Brito, quien trabajaba como voluntario en aquella época, pero gracias al Programa de Empleo Mínimo (PEM) consiguió un puesto a tiempo completo en julio de 1987 siendo aún muy joven.

“Como trabajador del museo, quise armar una colección, labor en la que me ayudaron en ese momento Luis Valderas, José Mella, Sergio Parraguez, Arturo Alcántara, Carlos Arévalo, Luis Valdés y mi hermano, Cristian Brito y tantos otros posteriormente entre voluntarios y estudiantes en práctica. Entre todos reunimos especímenes de peces, aves, mamíferos, crustáceos, moluscos, material arqueológico y también los primeros fósiles, los que plastificamos o guardamos en frascos con formalina y alcohol. Todo era súper artesanal. Me acuerdo y me da risa todo lo que tuvimos que hacer, requería de mucho esfuerzo. Había que ir a un negocio de una de las hermanas del actual alcalde, Omar Vera, y sellar los plásticos con una selladora de cedulas de identidad. Cargábamos los peces con el alcohol y después nos devolvíamos caminando al museo con las enormes bolsas para la naciente colección”, narró el actual director y conservador.



Viendo que el espacio era demasiado pequeño para contar con una colección como la que Brito deseaba, comenzó a buscar nuevas instalaciones. Fue así que encontró un espacio abandonado junto al Departamento Cultural de la Municipalidad de San Antonio. “Allí hubo una escuela y en ese entonces estaba abandonada. Era un sitio eriazo”, indicó.



En marzo de 1992 el museo abandonó el Grupo Escolar y en julio comenzó su traslado al lugar donde estuvo hasta este 2015: Sanfuentes 2387, siendo inaugurado oficialmente el 18 de septiembre de 1992 por el ex alcalde Nelson Roumat.



Junto con ello, Brito recuerda que “en 1991 creamos el Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre, logrando fiscalizar cazadores furtivos, ayudar a crear la Zona Prohibida de Caza Humedal El Yali, proteger la Laguna El Peral y la Reserva Nacional El Yali. Antes de que Conaf pudiera proteger esas áreas con guardaparques, empezamos a dar a conocer lugares que en la provincia existían, pero nadie los usaba. Estaban muy descuidados y eran poco conocidos. Por lo mismo, se comenzaron los levantamientos de datos de la fauna y flora de Tunquén y el estero San Jerónimo en Algarrobo, la Quebrada de Córdoba en El Tabo, la Quebrada El Sauce en San Antonio, el estero Tricao y Maintenlahue en Santo Domingo, entre tantos otros lugares. La idea siempre fue darlos a conocer, de manera que la comunidad los pusiera en valor y ayudara a cuidarlos. Fue titánico pero se logró”.



El especialista narró con nostalgia lo artesanal del proceso de fortalecimiento del museo. No contaban con teléfonos, no tenían muebles ni material de divulgación, nada. “Todo teníamos que hacerlo entre nosotros. Con los scouts plantamos árboles nativos, fui a bodegas y a colegios municipales para comprar mobiliario dado de baja y reciclé algunos objetos, fotocopiaba folletos en blanco y negro que los producía yo mismo para dar a conocer la ciudad, el museo y otros atractivos de la zona, y mucho más… pese al esfuerzo, el museo estaba en movimiento. Tomo años, pero estábamos viendo los frutos”.



Colaboraciones científicas

Con el ascenso del museo, distintos científicos y naturalistas comenzaron a visitarlo. “A muchos de ellos los conocí en las universidades y simposios, y aprovechaba de invitarlos a San Antonio para que conocieran los esfuerzos que hacíamos. Ellos comenzaron a ayudar con sus conocimientos”, relató Brito.



Con nostalgia recuerda que con algunos de ellos eran grandes amigos, pero ya están fallecidos, como el ecólogo Juan Grau, los ictiólogos Ismael Kong, de la Universidad de Antofagasta, y Roberto Meléndez, del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN). También colaboraron en el museo el Premio Nacional de Ciencias Naturales 1996, Nibaldo Bahamonde; Pedro Báez, del MNHN; Gonzalo Domínguez Vieytes, arquitecto; Julio Reyes, biólogo experto en cetáceos de Perú; Anelio Aguayo, veterinario; Daniel Torres, experto en mamíferos marinos; Juan Aguirre, ornitólogo, y muchos más. Todos visitaron el museo realizando diversos estudios a través de los años. 



En esa época también se comenzó el trabajo colaborativo con el Consejo de Monumentos Nacionales para proteger el patrimonio arqueológico de la provincia de San Antonio.



Fue así que año a año esta gran institución comenzó a nutrirse, llegando a contar con más de 35 mil piezas de colección, salas que reúnen la biodiversidad de la provincia, uno de los dos esqueletos de ballena azul que se exhiben en Chile (y que ya cumplió 20 años desde su llegada en 1995) y un jardín con especies nativas que cuenta con más de 50 individuos del bosque esclerófilo de la zona central.



Futuro: El Museo de Historia Natural e Historico de San Antonio “MUSA”



Se ha cerrado una etapa llena de logros en donde miles y miles de personas de distintas edades se vieron beneficiadas a través de la educación y deleite en el museo, se colaboró en la educación de familias enteras de la zona y creo que con ello hemos realizado un gran aporte a la zona y ahora comienza una nueva historia una historia que requerirá del esfuerzo de todos los actores para que el museo siga siendo un punto de encuentro cultural para la comunidad local, los numerosos visitantes del país y también para los extranjeros. José Luis Brito agradeció el trabajo “principalmente del Alcalde de San Antonio Sr. Omar Vera por el nuevo museo, a los funcionarios de la municipalidad de San Antonio que trabajaron el proyecto y, por supuesto, a todos los funcionarios del museo, tanto lo que siguen con nosotros como aquellos que ya no están”.



En este nuevo proceso el Museo cambia de nombre por una más moderno que represente ampliamente lo que hace: Museo de Historia Natural e Histórico de San Antonio y su sigla “MUSA” además es la palabra griega en la que se inspiró la palabra MUSEOS , inspirado en las Musas griegas de la belleza y la sabiduría. El Director del Museo José Luis Brito, sabe que no será fácil pues se necesitarán más recursos, y aunque por más de 20 años el museo ha tenido un presupuesto minino y pese a ello todos los trabajos se han realizado con gran esfuerzo, corazón e ingenio. Para cumplir con la enorme tarea que se viene, quiere en el futuro contar con arqueólogos, encargados de turismo y educación, profesores especializados en didáctica de las ciencias y más. “Quiero hacer cosas nuevas, que el museo sea capaz de recrear los grandes eventos históricos de la zona, contar con una sala naval e histórica, una sala de simposio de 110 personas que permitirá atraer y realizar algunos simposios científicos en San Antonio y que hasta ahora el Museo no podía realizar, el Bioparque que poco a poco iremos habilitando con muchos y distintos atractivos y que tendrá más de 1.500 árboles nativos, en los patios y entre la vegetación del Bioparque el público se encontrara con algunas maquetas a tamaño real de mega mamíferos primitivas que vivieron en la zona como el megaterio, el Gonfoterio, un elefante parecido en tamaño al actual elefante asiático, piletas con peces y tortugas acuáticas, también contara con enorme piezas históricas como un Bongo o bote de pesca de madera de 9 metros de eslora y un cañón Puteaux de 155 mm y de 14 toneladas de peso de los que defendieron a san Antonio durante la Segunda Guerra Mundial, un proyectil original del Huáscar entre otros, ejecutar proyectos de educación y extensión. Simplemente, que se conozca la historia, la prehistoria y nuestra biodiversidad de San Antonio”, finalizó.



José Luis Brito Montero

Profesor con mención en Medio Ambiente y Licenciado en Educación

Especialista en Fauna Silvestre / Conservacionista / Historiador

Director / Conservador
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