Deseo
referirme al artículo publicado sobre las algas y cuyo autor es el vecino Sr.
Roberto Carrancá.
En
dicho artículo el Sr. Carrancá se refiere al tema del alga ULVA LACTUCA,
más conocida como LECHUGA DE MAR y que está afectando a nuestras playas
de Algarrobo.
Sin
embargo, el Sr. Carrancá lo destaca como un problema y no ataca cual puede ser
su solución y para ello, reconociendo que es un problema, entonces hay que
atacarlo como tal y conocer más de esta alga.
Conviene
señalar que esta alga es comestible y que en tal sentido en lugar de ser algo
negativo, es factible de transformar lo negativo en positivo y para ello actuar
en consecuencia.
La lechuga de mar no es en absoluto una lechuga, aunque se coma con
frecuencia. En realidad es una especie de alga de colores brillantes que puede
prosperar en aguas de hasta unos 23 metros de profundidad. La planta se llama
así porque en cuanto a color y textura, las hojas de la planta de lechuga de
mar ulva lactuca se parecen mucho a las de algunas variedades de lechuga que
crecen en la tierra. La lechuga de mar puede crecer anclada a una roca o
individualmente y flotar en la superficie del agua. La lechuga de mar conserva
su exuberante color verde todo el año y produce flores grandes en el verano.
Esta alga aporta al organismo, antioxidantes, ácidos grasos Omega 3,
proteínas, diferentes vitaminas entre las que destaca la vitamina B12, por lo
que es un alimento ideal para vegetarianos estrictos o veganos, ya que con la
dieta que llevan ven reducido el aporte de esta vitamina.
En Europa, las algas son un alimento de precio elevado, 25
gramos de lechuga de mar deshidratada pueden costar unos 2,5 euros, es decir a
unos 100 euros el kilo. El reto es obtener una producción significativa, sea en
un entorno natural o en piscifactorías, ya que las algas pueden crecer hasta
100 gramos por día en un metro cuadrado, con lo que el rendimiento estaría asegurado.
ES pues un proyecto que se puede abordar, con una clara rentabilidad y
mejoramiento de nuestras playas.
Aunque el mercado de este producto se desconoce en Chile, dado el bajo
consumo de algas de la población, debe insistirse en su aceptación en la cocina
chilena y sectorial, sobre todo conociendo los beneficios que proporcionan a la
salud el consumo de estas algas en la
población y su consumo debiera ir aumentando, algo que será más factible a
medida que aumente la oferta del mercado.
Finalmente, algunas recetas que se pueden preparar con la lechuga de
mar.
Ensalada de algas de mar.
Ingredientes:
4 patatas medianas
1 diente de ajo
1/2 cebolla pequeña
20 aceitunas partidas
5 grs de algas lechuga de mar
6 mandarinas o 3 naranjas
sal, aceite y vinagre
1 diente de ajo
1/2 cebolla pequeña
20 aceitunas partidas
5 grs de algas lechuga de mar
6 mandarinas o 3 naranjas
sal, aceite y vinagre
Elaboración:
Primero pelar las patatas, lavarlas y trocearlas en cuartos
pequeños. Ponerlas a cocer en agua. Tardan de 15 a 18 minutos en cocer, tienen
que estar tiernas.
En un bol, ponemos las aceitunas sin
hueso. Añadimos el ajo y la cebolla muy picaditos. Se pelan las naranjas, las
cortamos y las echamos también al bol.
Cortamos la lechuga de mar en trocitos muy pequeños y lo agregamos
a la mezcla del bol.
Por último, añadimos las patatas cocidas y aliñamos con sal,
aceite y vinagre al gusto.
Revuelto
de lechuga de mar.
Ingredientes para cuatro raciones:
6 huevos
25 gr. de lechugas de mar
8 langostinos
perejil
aceite y sal
25 gr. de lechugas de mar
8 langostinos
perejil
aceite y sal
Elaboración:
Las algas se ponen a remojo durante media hora (hablamos de las desecadas). A continuación se escaldan (meter y sacar) en agua hirviendo, y se escurren.
En una sartén caliente con tres cucharadas de aceite ponemos a freír un ajo bien picado. Antes de que adquiera color, añadimos los langostinos pelados y finalmente, las algas.
Salteamos todo durante un minuto a fuego fuerte, y al final añadimos el perejil picado.
Para cuajar el revuelto propiamente dicho, cascamos los huevos en un bol, procurando no romper las yemas.
Vertemos en la sartén y cuajamos poco a poco las claras.
Cuando ya estén blancas, retiramos del fuego, rompemos las yemas y removemos todo hasta que quede con la consistencia que más nos guste.
Las algas se ponen a remojo durante media hora (hablamos de las desecadas). A continuación se escaldan (meter y sacar) en agua hirviendo, y se escurren.
En una sartén caliente con tres cucharadas de aceite ponemos a freír un ajo bien picado. Antes de que adquiera color, añadimos los langostinos pelados y finalmente, las algas.
Salteamos todo durante un minuto a fuego fuerte, y al final añadimos el perejil picado.
Para cuajar el revuelto propiamente dicho, cascamos los huevos en un bol, procurando no romper las yemas.
Vertemos en la sartén y cuajamos poco a poco las claras.
Cuando ya estén blancas, retiramos del fuego, rompemos las yemas y removemos todo hasta que quede con la consistencia que más nos guste.
Sin embargo, como la mayoría de otras especies de algas, la lechuga de
mar puede fácilmente convertirse en una maleza invasora, como lo estamos viendo
en nuestras playas. Y esto trae consigo
que las plantas de lechuga
de mar dominantes pueden bloquear la luz del sol a las plantas y los animales por debajo de ella y
pueden agotar el oxígeno disponible para los peces y otras especies marinas,
como también lo señala el Sr. Carrancá. Incluso si la lechuga de mar no crece
fuera de control, se nutre de los contaminantes del agua al grado de que los
científicos la usan como una especie indicadora para el descubrimiento de la
contaminación del agua, lo cual es positivo de considerar. Por lo tanto, es muy
importante considerar el por qué es tan abundante la lechuga de mar en nuestras
playas, ya que una población exitosa de
lechuga de mar a menudo indica que
el agua está altamente contaminada.
La ulva lactuca o lechuga de mar está tan bien adaptada al agua privada
de nutrientes que florece en aguas contaminadas. De hecho, a menudo ocurre que
entre más contaminada esté el agua, la lechuga de mar crecerá con más éxito
allí. Dependiendo de la región geográfica en la que está creciendo, la lechuga
de mar puede prosperar en las mareas tanto altas como bajas. La lechuga de mar
se encuentra con frecuencia cerca de la costa, en las corrientes de estanques, piscinas de roca u otras áreas que son
frecuentemente golpeadas por las olas.
No
coincido con el Sr. Carrancá en cuanto que señala que “… podemos sentirnos
afortunados pues la magnitud del daño en nuestra bahía es todavía puntual y
estacional...” pues es un tema que si no se aborda con la rigurosidad que
se requiere, puede escaparse de control y si coincido en que “…estamos creo
yo a tiempo para reaccionar y controlar las poblaciones de este desagradable
pensionista”
Finalmente,
hay una buena oportunidad de negocio en cuanto la lechuga de mar.
Atentamente,
Santiago Pérez Pacheco
Ingeniero Civil Industrial