En los ámbitos de confrontación de las percepciones,
evaluaciones y visiones de futuro del quehacer comunal tenemos hoy -en este
sitio informativo “AQUIALGARROBO- dos posiciones muy alejadas, lo que no ayuda
al objetivo final y del bien común que todos anhelamos.
Por un lado tenemos una autoridad central que gobierna
a su mejor estilo y capacidad con pleno poderes como la máxima autoridad
comunal, siendo secundada por un Concejo Municipal fiscalizador que le respalda
plenamente, conformando así, un solo equipo bajo una visión que -en mi opinión
y de otros vecinos- es de corto plazo, prioriza la inmediatez sobre todo
afán de futuro, y trabaja con mucha dedicación pero bajo una actitud eternizada
de un asistencialismo que ahoga el desarrollo. Pero no es todo culpa de ellos,
sino de la vecindad que los eligió por amplia mayoría. Ciertamente ninguno de
ellos fue designado para ser candidato por lo que comúnmente se dice “por las
bases”, sino que cada uno decidió ser candidato por sí y ello no tiene nada de
malo. La ausencia de candidatos con diferentes características ha sido un mal
endémico en Algarrobo. El problema radica en que la formación, capacidad, habilidades,
experiencias y vinculaciones de ellos no son las más indicadas para hacer
frente al inmenso desafío de levantar a un Algarrobo estancado, muy lejos del
nivel desarrollo que debiese tener como ciudad-balneario con innumerables
grandes ventajas sobre el resto del litoral central.
Esto provoca una lógica reacción de aquellos que
quieren para la Comuna un futuro mejor con una visión diferente que nace del
conocimiento, vivencias y experiencias de otras Comunas que han tenido un
sostenido desarrollo bajo una estrategia central de emprendimiento y audacia
manejada con equipo y criterio profesional.
Tenemos, por tanto, la sumatoria de un numeroso grupo
de vecinos algarrobinos (residentes permanentes, propietarios de la segunda
vivienda y también personas nacidas y formadas acá) que ya no quieren seguir
postergando cada cuatro años el despegue de la Comuna con las promesas
incumplidas de los mismos de siempre. No dudo, que no somos mayoría, pero
somos ciudadanos que merecemos el respeto de nuestras ideas y proyectos, y que
seamos oídos por quienes nos gobiernan, Al ser elegidos, no se deben solo a sus
electores sino a todos los ciudadanos. Eso es la democracia.
Es un hecho lamentable, pues la gran mayoría de esa
visión crítica y disidente está conformada por profesionales universitarios y
personas que provienen del mundo empresarial, lo que algo de preparación,
experiencia y capacidad poseen y quieren aportar, con lo que es difícil
comprender la marginación o exclusión que reciben por no representar a la
mayoría. La verdad no es una sola, es la sumatoria de muchas visiones, ideas,
anhelos, vivencias y experiencias. Nadie debiese sobrar en Algarrobo, ni menos
ser marginado por sus ideas y/u origen.
Concuerdo plenamente con lo que ha vuelto a escribir
don Alejandro Santis bajo el titulo “Dialogo de sordos”. Creo que
conviven sin armonía dos grupos que, por su origen y en algunos casos por su
nivel de educación, sociabilidad y ser profesionales, no logran entenderse, lo
que deber asumido por la máxima autoridad comunal con una apertura, pues es el
Alcalde todos. Esta situación, me ha hecho recordar un pensamiento que tiempo
atrás citó el columnista del diario El mercurio, Carlos Peña (abogado y Rector
de la U. Diego portales) que se aplica muy bien al gobierno comunal de
Algarrobo. Me refiero a lo que afirmaba el filósofo español Ortega y Gasset cuando decía que un país no era un grupo
de personas que tenía un pasado común, sino un puñado de seres que tenía un
futuro común.
Patricio Gómez Bahamonde