Doy gracias al vecino Patricio Gómez por sus
últimos artículos que nos motivan a abrir nuestros ojos y ver una realidad que
está tapada con fiestas, celebraciones, donativos, cambio de iluminarias
quemadas, entrega de tres maquinitas a modestos mini agricultores por parte de
Indap, inauguración de un semáforo pagado con fondos del ministerio de
transporte, poda de árboles, entrega de medallas y flores del señor alcalde
todos los días, inspección de las obras de alcantarillado financiada con fondos
del gobierno regional y gestados hace mucho tiempo, colocación de la primera
piedra del Centro de Salud también a financiar con fondos regionales y aprobada
mucho antes, en fin, hay un despliegue comunicacional y escénico de una obra de
teatro que busca olvidar lo principal, el desarrollo de la Comuna.
Una concuñada está desesperada por lo que le sucederá a su casa
ubicada en Mirasol en donde de la noche a la mañana sin ninguna gestión de la
Municipalidad e información a los vecinos afectados, se está iniciando la
construcción de un nuevo San Alfonso de cuatro edificios de 14 pisos de altura
que cierra definitivamente el acceso a la playa, tapa la vista de los vecinos y
colapsará las calles con los autos de las visitas ya que en todos estos
proyectos no se dejan espacio para estacionamientos del segundo auto y de las
infaltables visitas. Recuerdo que tiempo atrás este proyecto fue paralizado y
abandonado por incluir el uso de calles y espacios de áreas verdes entregado a
bienes nacionales y que estaban trazados en el loteo por la denuncia de vecinos
apoyados por un concejal de apellido Aravena ¿Qué pasó con eso? ¿Se
olvidó? ¿Se regularizó? ¿Se omitió? Afortunadamente mi esposo ya ha vendido y
arrendado año corrido en otro sector. Pero, mi concuñada quedó ahora
clavada, encerrada o enterrada.
El artículo del arquitecto Gray es
asombrosamente aplicable a Algarrobo con algunas palabras de mi propia cosecha:
1.
Hoy
en Mirasol están sufriendo su triste final las casas de descanso de un sector
de Algarrobo de segunda vivienda de descanso, orgullosas de su paisaje,
tranquilidad, de sus árboles y jardines, de su civilidad cultural. Los
especuladores salivan ante el proyecto de cuatro grandes torres de
departamentos en su primera etapa porque no se sabe lo que viene después. San
Alfonso partió con una torre, al igual que Laguna Vista.
2.
Los
vecinos saben que no hay dinero que pueda reemplazar una casa de esa ubicación
y precioso entorno con grandes recuerdos cargados de amor por generaciones
enamorados del Algarrobo que hoy nos han arrebatado o tomado.
3.
Los
vecinos saben que el Plan Regulador de Algarrobo se modificará en unos
años más en un proceso largo y que los especuladores corren contra el tiempo
aprovechando la mano blanda de las autoridades y falta de rigurosidad para
hacer cumplir el Plan actual y de todo lo que aprobó cuando se anexó Algarrobo
norte con la seccional Costa Dorada, que debiese llamarse Costa Abandonada al laissez faire de las inmobiliarias.
4.
Esta
manera inescrupulosa de hacer las cosas, que se arrastra por tantos años, da un
horrible nombre al negocio inmobiliario en Algarrobo.
5.
Los
agentes inmobiliarios se ufanan de ser uno de los motores de la economía
y del crecimiento de Algarrobo, pero nada hace en cuanto al comportamiento
ético de sus negocios, de su responsabilidad con los barrios y comunidades
donde se materializan los negocios del rubro, ni de su visión de la ciudad
armónica, de cómo relacionarse con la ciudadanía, cómo aportar de verdad a la
convivencia y el bienestar.
6.
Hoy,
que se ha puesto de moda la Responsabilidad Social Empresarial, somos muchos
los que apelamos a las inmobiliarias, para que asuman una postura decidida y
ejemplar en cuanto a su responsabilidad con los barrios de la ciudad. Es
una pregunta ética fundamental para nuestro desarrollo urbano de Algarrobo, y
que no puede seguir siendo esquivada por una parte del empresariado bajo el
penoso pretexto de que “la ley lo permite” con la complacencia de nuestras
autoridades.
Nuestro grupo
familiar no pagará los permisos de circulación en donde los fondos se desvían a
otros fines de beneficio para los mismos de siempre y que no toman acción
alguna para proteger el medio ambiente de la voracidad de las inmobiliarias que
hacen y deshacen a su antojo con el futuro de Algarrobo. No recuerdo bien los
apellidos de los dos concejales que según leí tiempo atrás en una sesión de
Concejo parecían ser parte de las inmobiliarias, pero si recuerdo que
eran los mismos que defendían a una inmobiliaria que quiso quedarse
gratuitamente con la mitad del Parque el Canelo. ¡Qué vergüenza! Y seguramente,
también fueron a pasear a Europa con dinero de todos y de las patentes.
Gloria Valenzuela
A.