martes, 10 de diciembre de 2013

Algas 3.0

Estimado Sebastián y amigos del blog, la idea de mi intervención aquí era reflotar el tema de las algas e invitar a la comunidad a abordarlo, ya que soluciones inmediatas no hay. Es a mi juicio un “Asunto de Estado Comunal” pues afecta parte del mayor capital de la comuna: las preciosas arenas y playas de mar calmo entre el Deportivo y el Yachting.

Asi como sugiere Sebastián no es descabellado pensar en el uso alimentario de esta alga, para ello será necesario ir estudiando como generar una demanda equivalente a la enorme oferta, como desarrollar procedimientos para procesar adecuadamente el recurso y como dar cumplimiento a requisitos fundamentales como la calidad sanitaria, que debe ser apta para consumo humano, es decir sin contaminación de microorganismos (sabiendo de qué se nutren estas algas creo que será difícil garantizarlo).

La literatura revisada recomienda extraer desde el agua la colosal producción que a diario crece, pero esto puede eternizarse si no se toman medidas para atacar el origen, dentro de las cuales hay algunas que se mencionan y parecen aplicables a nuestra realidad:

-Favorecer (básicamente no obstruyendo corrientes) la renovación-circulación de las aguas,
-Despejar durante la bajamar la lechuguilla adherida a las rocas,
-Repoblar con caracoles, locos, lapas, picorocos, erizos, etc, conformando así verdaderos ejércitos controladores aprovechando su inmenso apetito por esta planta
-Reintroducir huiros y algas rojas para que colonicen los sitios y compitan por el espacio con la lechuguilla

Para la primera medida no hay mucho que hacer, para las otras sí, se me ocurre convocar al sindicato de pescadores a unirse al proyecto, entregarles debida capacitación y herramientas para gestionar su nuevo negocio, con metas y premios en base a logros, una especie de policía ambiental. En Nueva Zelandia algo parecido tiene un coste de 100.000 USD al año, es decir lo equivalente a lo invertido en el nuevo semáforo, no es poco pero tampoco mucho y la externalidad positiva es infinitamente superior.

Sería lindo que los señores de Crystal Lagoons vieran aquí una oportunidad para darle una vuelta de mano al balneario donde se originó su imperio.


Roberto Carrancá
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