viernes, 11 de octubre de 2013

Guerra de descalificaciones

Somos muchos los que vemos con esperanza y hasta simpatía la elección de Jaime Gálvez como Alcalde de Algarrobo por su calidad humana, su formación y su experiencia en las lídes municipales. Después de un largo período de oscurantismo y estancamiento se vislumbra la posibilidad de un real despegue de Algarrobo sobre tres frentes básicos, el ordenamiento de la actividad municipalidad y cercanía con la población, el adecuado control de los recursos y finalmente la creación de un plan de desarrollo integral, profundo y ambicioso que tanto necesita la comuna y sobre el cual tanto se ha polemizado en este medio y en otros.
En los dos primeros frentes y transcurridos 10 meses la mano de Jaime sin duda se ha notado, Algarrobo luce más limpio y ordenado, ha mejorado notablemente la comunicación y la transparencia y se realizan numerosas actividades para las distintas agrupaciones de vecinos. Respecto de los recursos, de las cartas recibidas se puede deducir que las finanzas están al menos equilibradas, aunque continúa pendiente la auditoria ofrecida.
El alcalde, bien inspirado, se preocupa y se nota su mano, no desprovista del componente asistencialista propio de la política nacional, muy esperado y agradecido por los electores y orientado en parte a favorecer y mantener la popularidad entre los adherentes, lo que desde este punto de vista ya dejó de ser cuestionable.
Sin embargo a juicio de muchos, entre los que me incluyo, el tercer frente que es el del gran potencial de Algarrobo y su proyección futura continúa aún pendiente, lo que ha sido destacado en innumerables cartas en este Blog y a partir de las cuales se ha generado una verdadera guerra de descalificaciones que a nada conduce y que por el contrario paraliza la acción. Hemos perdido muchísimo tiempo entregando ideas, polemizando, impugnando, pero paralelamente también hemos ido hipotecando la posibilidad de ser eficientes en concentrar los esfuerzos en el objetivo central, cual es el despegue definitivo de Algarrobo.
A mi parecer nuestro alcalde tiene que abrirse a las legítimas y necesarias opiniones de sus disidentes generando los conductos para recibir sus aportes en un ambiente de participación positiva pues nadie puede dejar de reconocer las debilidades creativas, de gestión y sobretodo de visión de nuestras autoridades de los últimos tiempos y las valiosas experiencias e ideas que algunos foráneos hemos tratado de aportar.
Por otra parte estimo que corresponde suspender los ataques y descalificaciones a nuestro Alcalde y sus colaboradores para colaborar al establecimiento de un ambiente de sana participación en el que se pueda acoger estas demandas.
Estoy seguro que en ambos bandos, “el equipo municipal” y los “iluminados” existe la total intención de trabajar por el desarrollo de la comuna, lo que claramente no se ha encontrado es la forma de encauzar todos los esfuerzos hacia una acción en común que permita recuperar terreno perdido, romper la inercia y de una vez por todas llevar a Algarrobo a la posición que merece.


Alejandro Santis Torrent
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