Durante muchos años fuimos
testigos de cómo se iba deteriorando un inmueble que, como todos,
debió haber tenido días de esplendor y nobleza. Razones no
conocidas llevaron a la vieja casona a convertirse, hasta hace poco tiempo, en
la hermana menesterosa de la Casa de la Cultura.
Cada
invierno aportaba una cuota de quebranto a su triste apariencia.
Sin
embargo, hace algún tiempo fue intervenida sabiamente a objeto de recuperar la
imagen original.
Las
obras de reconstrucción están ya felizmente terminadas , por lo que hoy
- mientras disfrutamos de su recuperada y respetable estampa
colonial - no nos queda sino celebrar, reconocer y aplaudir a
quienes valientemente lograron rescatarla de la condena casi
inapelable en estas tierras, de ser convertida en otra “feria persa” de la
Capital Náutica.
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j joaquín berríos r
j joaquín berríos r