Varios
amigos que tienen su segunda vivienda en Algarrobo me han invitado a integrarme
a su grupo, junto con señalarme que para conocer más de la marcha de la
comuna y antes de tomar una decisión de compra con proyección futura de
establecerme aquí, era interesante que visitara el SitioWeb Aquí Algarrobo.
He seguido entonces a través de este interesante y valioso
medio con mucha dedicación y por bastante tiempo los acontecimientos comunales,
lo que sumado a los obligados comentarios de fin de semana de mis amigos me han
llevado a visualizar una situación de Algarrobo, por decir lo menos bastante
confusa. Esto me ha impulsado a hacerme presente con un punto de vista más
general y desapasionado, y para esto quiero comenzar a aportar a través de
su Blog con una muy “Brevísima Historia de Algarrobo”, de mi autoría, en unos
pocos capítulos que espero sirvan como un antecedente más para estimular a los
distintos participantes y por supuesto para enriquecer la polémica, aunque por
ahora mi decisión respecto de invertir en Algarrobo la mantendré en suspenso.
Enrique Araneda
Brevísima
Historia de Algarrobo
Capítulo
I
Siglo
XIX y comienzos del XX
Cuenta la historia que existió un asentamiento
precolombino, que posteriormente fue un puerto de embarque de granos y un fundo
que por sus características naturales y la belleza de su borde costero fue
loteado por sus dueños, terratenientes aristócratas, quienes con mucho mundo,
visión y refinado gusto realizaron el actual trazado urbano central y el borde
costero, donando terrenos para los servicios públicos y aportando recursos para
obras sociales.
Más adelante y una vez constituida como comuna fue
gobernada por distintos alcaldes y regidores afines a estas mismas
familias marcadamente de derecha, los que por su nivel cultural y
socioeconómico continuaron imprimiendo a Algarrobo el rango y proyección que
permitió atraer a otras nuevas familias acomodadas, profesionales destacados y
empresarios. Estos construyeron hermosas casas de veraneo (muchas de las cuales
aún se conservan) y trajeron también sus embarcaciones, haciéndolo su lugar de
vacaciones y situándolo como uno de los balnearios más exclusivos de la costa
central.
La relativa lejanía de la capital, la existencia de otros
balnearios más cercanos a Santiago por el entonces camino a Cartagena, el
precario camino costero antiguo, el de Casablanca y otras barreras
permitieron a estas familias mantener por varias décadas la exclusividad del
balneario y por ende la privacidad de sus veraneos, protegiéndose así de la
masificación que a partir de Cartagena comenzaba a cubrir gradualmente a toda
la costa central, con la sola excepción - hasta hoy - y en el otro
extremo, de la bien llevada comuna de Las Rocas de Santo Domingo.
Los lugareños, gente de esfuerzo y trabajo, disfrutaron en
este período de las oportunidades derivadas de la paulatina llegada del
progreso, manteniendo a la vez una armónica convivencia con los buenos nuevos
vecinos, los que con sus recursos venían a fortalecer la economía local,
brindando crecientes oportunidades de trabajo y posibilitando el desarrollo de
un incipiente comercio.
Así y hasta la mitad del siglo pasado Algarrobo vivió sus
décadas doradas como un apacible balneario familiar para santiaguinos
acomodados, en completa armonía con los lugareños y el medioambiente.
(Próximo
Capítulo Situación hacia fines del siglo XX)